A colación de lo que comentaba en la anterior entrada, no hay más
que mirar una semana normal el periódico. Resulta que el pasado día
10 de Junio, en el parlamento europeo se sometía a votación si se
debatía el poco conocido, que no por ello menos peligroso, TTIP
(Transatlatic Trade and Investment Partnership), un acuerdo a
través del cual la ideología neoliberal encuentra su clímax
reduciendo al mínimo las regulaciones e impuestos de las
transacciones entre EE.UU. y Europa. En definitiva, una suerte de
libre comercio entre las susodichas potencias. Y digo terrible porque
dentro de las avanzadísimas negociaciones, las cuales se han
llevado a espaldas de la población sin que supiéramos hasta hace
bien poco siquiera que existían, se maneja la posibilidad de que un
tribunal supra-nacional resuelva los posibles conflictos que amenacen
los beneficios de las corporaciones: el ISDS (Investor-State
Dispute Settlement).
Por lo tanto, tal cual está planteado, ninguno de los gobiernos
incluidos en el tratado tendría potestad de rechazar o recurrir una
resolución del mismo. Aparte de la lógica pérdida de soberanía
que ello supondría, nos quedamos expuestos a que unos jueces que no
son elegidos públicamente resuelvan a favor de las compañías en
los términos que maneja el dinero, independientemente que sea o no
justo para la población. Un ejemplo: imaginémonos por un momento
que, después de la aprobación del TTIP, la tristemente famosa
compañía Monsanto decidiera recurrir la prohibición de
comercialización de alimentos transgénicos en Europa (decir, por
aclarar, que el TTIP per sé ya contempla una relajación de la
legislación al respecto de la venta y producción de estos alimentos
en Europa). Seguramente no ando demasiado desencaminado si aseguro
que usted, lector, estará absoluta e irremediablemente en su contra,
debido a que repite como un papagallo lo que la televisión difama o
lo que otros grandes medios de difusión han mentido. Símplemente
decirle que, si se informa un poco (sólo un poquito), lo único que
encontrará detrás de la demonización de los transgénicos es pura
ideología, superstición y absolutamente nada de pruebas punibles.
Pero bueno, eso es objeto de otro cantar. Imaginémonos también que,
en base a la pérdida de beneficios que ello le supone a la compañía,
el ISDS resuelve a su favor y a partir de ese momento, encontraremos
a nuestros amigos los transgénicos mejor representados en las
estánterías de nuestros supermercados. Tremendamente fácil y sin
posibilidad de que nuestro amigo Mariano pueda decir nada (¿lo haría
a través de un televisor de plasma?).
Así las cosas, volviendo a la votación en el Parlamento Europeo,
nuestros amigos de la secta de la gaviota se opusieron en pleno a que
el debate tuviera lugar. Como se dice en ciertos foros, el Partido
Popular juega las cartas de la democracia únicamente cuando éstas
están marcadas. Grave es igualmente lo sucedido con sus congéneres
de la rosa. Aparte de votar la semana anterior a favor de una
enmienda que no rechazaba explícitamente el arbitraje del ISDS, los
5 diputados que asistieron a la votación (de un total de 14) se
abstuvieron, posponiendo definitivamente el debate (183 a favor, 181
en contra, 37 abstenciones). Para las mentes cuya capacidad de
cálculo no se desarrolló convenientemente, únicamente con 3
diputados más que hubieran votado a favor, hubieramos tenido una
exposición pública de tremendo engorro. En definitiva, es un gran
logro para ese partido que supuestamente defiende unos ideales
socialistas por y para la población, alcanzando cotas de cinismo
poco antes vistas.
Pero, ¿qué le vamos a hacer? Ellos se consideran a sí mismos el
vehículo del cambio.... Siguiendo con el repaso de la actualidad
tenemos el tradicional caso diario de corrupción del PP, que
envuelve a la nueva flamante presidenta de la comunidad de Madrid,
Cristina Cifuentes.
Ponemos en situación. Plaza Cristo Rey, nº7. Ahí se encuentra
situado un solar propiedad de la Universidad Complutense de Madrid.
Para aquellos que no lo asocien, traduzco: suelo público. En Febrero
de 2013, se convoca a concurso la construcción y gestión por 50
años de un nuevo Colegio Mayor en dicho lugar. Para no aburrir con
las cifras millonarias que se manejan, la empresa adjudicataria
Castellana Management S.L. contrata a su vez a
un promotor delegado para la construcción del edificio. Este
promotor delegado es Rya Residencias,
que está en propiedad de un tal Dionisio
Ramos. Dicho
personaje, que fue gerente de la Universidad Complutense entre 1999 y
2003 (¿A alguien no le viene a la cabeza automáticamente las
palabras “Conflicto de intereses” y “Tráfico de Influencias”?
¿Cómo un ex-gestor de la Universidad puede
siquiera optar a tal proyecto?),
también hizo sus pinitos en
la máquina de hacer dinero llamada Gürtel.
Para hacer la historia un
poco
más corta, en uno de los papeles del
impresentable personaje Francisco
Correa figura el “Dioni”
como comprador de acciones de
una empresa de su propiedad. Sólamente para completar el paquete, el
escolta de Eduardo Tamayo
(sobran las presentaciones) le señaló como uno de los responsables
de la seguridad del parlamentario tras el golpe de estado (más bien,
golpe de “comunidad autónoma”). Una vez hechas las pertinentes
descripciones, vamos a hacer un ejercicio práctico sencillo, del
nivel de un niño de parvulario diría yo. Encuentre, amigo o enemigo
lector, los nombres resaltados en negrita de este párrafo.
Escríbalos juntos en una columna y escriba en otra el nombre de la
presidenta de la Comunidad de Madrid. Ahora, únalos con una flecha
si es tan amable y tendrá ante sus ojos un esquema fidedigno de las
amistades que la señora Cifuentes hace gala. ¿Y ésta es la persona
que dirigirá la suerte de los Madrileños durante los próximos
años? ¿Sómos los Madrileños (y no sólo ellos... no hay más que
ver el resto de las comunidades y ayuntamientos) una suerte de
Síndrome de Estocolmo? ¿Dónde se queda la calidad nuestra
capacidad de elección? Yo se lo responderé con otra
pregunta querido amigo: ¿Qué capacidad de elección? …. Yo no la
veo por ninguna parte.
Por
lo demás, me he propuesto, estimado visitante de mi modesto blog, escribir más a
menudo y por lo tanto entradas más cortas. El problema es que si me
pongo a hablar de la incrustación de la corrupción en la vida
política de este país, se me quedan en el tintero otros asuntos
igualmente graves que ocurrieron (como reza el título de esta
entrada) en una semana cualquiera en España. Por resumir, qué
podemos decir del penoso viaje del señor Felipe González a
Venezuela en defensa de los derechos humanos. Fuera
de la honorabilidad que ello conlleva, es
imposible no hacer mención al
cinismo del
que hace gala. No
nos olvidemos que el susodicho personaje fue responsable de
su incumplimiento, cuando unos personajes que no merecen ser nombrados publicitaron de manera muy
efectiva 3 simples letras bajo la tutela del
señor González: GAL. Muchas compañías de
márketing deberían estudiar el fenómeno para ver si pueden colocar
tan exitosa en el mercado sus respectivos productos... Podría
haber ido igualmente a China o a uno de los múltiples países Africanos en donde las
dictaduras aún imperan a sus anchas.... pero eligió Venezuela
en año electoral. Además,nunca había visto una covertura tan intensa por parte de los grandes
medios de comunicación y de persuasión (como los denomina Vicenç Navarro) de un viaje de un expresidente a un país supuestamente insignificante de sudamérica... Parece
ser que el Partido Socialista, ante la ausencia de argumentos, necesita
recurrir a tristísimos artilugios. Igual que hablábamos hace un
momento del Síndrome de Estocolmo, ahora podríamos acuñar uno
nuevo (que la gaviota lleva padeciendo desde hace un tiempo, dicho sea de paso): el Síndrome Podemítico Sistémico.
También se podría describir
ampliamente la profunda vergüenza ajena que me supuso enterarme que
un debate sobre el fin de la banda terrorista ETA, en el cual se
abordaron algunos de los importantes flecos pendientes del
proceso de paz en el País Vasco y, por extensión, en España,
no tuviera lugar en el Congreso de los Diputados de Madrid (o
en alguna de las capitales vascas) y sí el pasado 11 de Junio
en París. Para mayor vergüenza, la sede de nuestro poder legislativo se negó en
rotundo a escuchar los testimonios de las víctimas un par de semanas
antes y sobra decir quién tiene la potestad para impedir este tipo
de eventos. Parece ser que aún hay quien se lamenta de que no se pueda usar nunca más el
terrorismo como arma política arrojadiza y se justifica con el más
que oportuno hallazgo unos días antes de un arsenal de armas y la detención de dos personas.
Es un buen gesto para sellar la paz, ¿no?
Pero bueno, como he dicho, esta es
sólo una semana cualquiera en España y parece que a su pueblo, los
españoles, les parece estupendamente todo este tipo de indignantes
espectáculos. En definitiva, colaboradores necesarios de toda la porquería que nos
asola.